Un asiento aquí
en mitad de la ineptitud de tantos días
tengo la sed rota
y la voz amarga
lágrimas de congoja
esperan ya que el fin llegue

he tildado a las gotas de agua
de ser frías y gélidas
he puesto a la brasa un cerebro
hoy dejo de ser yo
me convierto en un mañana
(te veré)
estoy más muerta que otras veces
más cuerda de nostalgias
abro extensamente mis brazos
dejando caer el peso de la
culpa

por si esto es más caro

y ya no merece la pena
oigo risas absurdas
oigo las lamentaciones
de reclusos que arden en sus
celdas
de juguete
de poca sabiduría
sin noción de ser subgéneros
de la verdad
la incierta locura
altera
está más imperfecta que nunca
tiene más carga de solemnidad
sólo porque es mía
y la tildo no en vano
de esperanzas
sin dejar de pensar
el por qué
el para qué
de seguir aquí viviendo
de otra memoria
que no es mía
que yo no sé manejar

me queda estrecha
al fin grito
pido que se me exculpe
pido un poco de beber
agua de óxido
próxima a la incertidumbre
y descubro
que tu y vosotros
sois más locos que una
vida entera

aquellos campos que aprendía a amar
no dieron jamás el trigo

simple equilibrio
que he ido hallando.